jueves, 16 de mayo de 2013

AL LABURANTE ISLEÑO, ¡SALUD!


Quizás unos de los rasgos más destacados de ese escurridizo “ser isleño” que tanto se anda buscando sea el de que el habitante de las islas es ante todo un Trabajador. Incansable. A casi ninguno puede catalogárselo de nada específico,porque una característica del trabajo en el Delta es el de la “changa”.
         
  Casi ningún trabajador isleño podrá decir que es sólo un “productor forestal”, o “mimbrero” o un “carpintero”, o un“albañil”, o un “junquero”.

                                                                Tendiendo el junco en la cancha de secado

  El trabajo en la isla es irregular,sujeto a las temporadas, al clima, a las relaciones de boca en boca, a la habilidad personal y porqué no, a la suerte.
El trabajador isleño gestiona su trabajo, lo organiza, lo presupuesta, garantiza la logística de materiales,traslados, lo lleva a cabo concretamente día a día hasta el final, y luego vuelve a la incertidumbre del futuro. Pero el trabajador isleño no se angustia,porque nunca falta el trabajo en el Delta a quien quiera embarrarse la patas.

                                                   Tradicional carpintería isleña

          
  Así como hoy lo ve construyendo un rancho, un muelle, una estacada; mañana lo verá realizando una poda, cortando pasto, haciendo un zanjeo, pintando una casa de fin de semana, reparando un bote, tejiendo mimbre, cortando álamo y acarreándolo hasta la costa, junqueando,haciendo un flete con su embarcación, pescando o cuereando una nutria. Siempre trabajando.
          
  Esa es la característica mayor del trabajador isleño: la de Trabajar siempre, no importa de qué. Él no se cataloga de nada en particular, sino de Laburante. ¡Y vaya si lo es!
           
  Es raro verlo con algún ahorro. Sila “pegó” haciendo bien un presupuesto en un trabajo y logró juntar unos pesos, es probable que deba gastarlos durante el tiempo que se pase haciendo cosas atrasadas en la casa propia, o trabajando al día, para otro trabajador, por un ajustado jornal que apenas da para llegar al fin de semana. ¡Ni qué hablar de las veces que los trabajos son mal cobrados por errores de cálculo, o expectativas que luego no se cumplen, o cuando las changas se extienden por mal tiempo, mareas, bajantes, y los presupuestos se van diluyendo entre los dedos del trabajador como agüita del río!
         
  El quintero forestal ve sus plantas ahí, sin pensar en cortarlas porque el precio de hambre que paga Papel Prensa por la madera no vale la pena; o los mimbreros que ven cómo las canastas de Indonesia salen más baratas que las isleñas en el Puerto de Frutos. El junquero va a la costa con sus mazos, a regalárselos por miseria a los dos o tres acopiadores que manejan el precio de ese producto de las islas.

                                                       Quinta de explotación forestal

           
  El trabajador isleño es digno, no acepta nunca dádivas que no sean el producto directo del trabajo de sus propias manos. Porque vive y morirá trabajando, no sabe hacer otra cosa y ese es uno de sus principales motivos de orgullo con el que va por la vida con su frente alta, sus manos callosas y sus patas embarradas.
          
  El laburante es ante todo un hombre libre, que no acepta patrones permanentes. Si llega a tener uno ocasionalmente, y por distintos motivos se cansa de él, lo manda “a paseo” sin mayor reflexión y se va por donde vino, como un pájaro indomable, chiflando como si nada.

  Él sabe cómo realizar su tarea desde tiempos inmemoriales, porque lo aprendió de sus mayores, y todo el Delta que se le quiere mostrar al turismo es una muestra clara de la capacidad de lostrabajadores isleños. Todo lo que está allí es producto de su esfuerzo. Todo loque se ve.
 
  Las acciones humanas que han agredido a nuestra región, como las malas construcciones que no respetan el Humedal, movimientos irresponsables de suelos, rellenos de centros de islas, lagunas, formas de producción forestal nocivas al medio ambiente, han sido pensadas y llevadas acabo por personas ajenas a las islas y a su modo de trabajar. El Trabajo isleño siempre ha sido sustentable, y no significa ningún riesgo hacia el Delta que deba ser regulado desde afuera, sin consultas, ni ordenado con normas extrañas, sino todo locontrario: El trabajador isleño es el que ama su tierra y sabe cómo hacer las cosas bien aquí, y nadie como él cuida y cuidará del medio ambiente y la tradición de su región.
           
  En este primero de mayo, día del Trabajador, queremos saludar desde el Boletín Isleño a todos los laburantes forestales, mimbreros, junqueros, pescadores, podadores de altura, jardineros, carpinteros, albañiles, zanjeadores, chateros, fleteros, pintores, plomeros, plastiqueros, mecánicos, docentes de islas, trabajadores de las salas y hospitales, patrones de lanchas colectivas y marineros, gente que hace y trabaja en emprendimientos de Turismo Sustentable, y a todos los que sientan que quedan fuera de esta sintética enumeración por olvido u omisión. A todos ellos, ¡Salud!
           

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