Un incansable luchador por el
Delta.
Miguel Wronski Recuerda al Delta de la infancia
como un Delta familiar: “la mayoría por segunda
generación de inmigrantes y por ende
nosotros, los hijos. Compartimos todo en lo que
respecta al vecindario, así era el delta
hasta los 80` y a partir de ahí fue cambiando”,
afirma Miguel. “Los espacios de encuentro eran
nuestras casas y las de los vecinos, pero
el principal lugar de encuentro era la
escuela. Allí se armaban fiestas, partidos de
futbol, kermes y eso se hacía seguido, lo que
para nosotros era muy importante, pero
lamentablemente eso ya no existe”.
Wronski plantea las crecidas del
82 y el 83 como factor clave para que muchos
vecinos se fueran del Delta y con ellos
muchas costumbres se fueron perdiendo.
Si tiene que referirse al Delta
hoy: “...es un Delta que está tendiendo a ser
otra cosa y no lo productivo que era en su
momento. Está perdiendo la identidad
productiva y se está orientando más hacia el
turismo. Como islero me siento invadido porque
el turismo es algo que avanza sin tener en
cuenta a los que estuvimos permanentemente
viviendo y produciendo en el Delta. Creo que
eso afecta en forma negativa a la cultura
isleña, que era otra, donde sobresalía la cultura
del trabajo y la del progreso”, asevera.
La principal problemática que
observa: “como productor chico veo que la
producción va decayendo y perdiendo valor día a
día. Eso hace que cada vez seamos
menos los productores chicos y, de seguir
así, con el correr de los años va a ser un
delta de pocos productores grandes y turismo”,
manifiesta Miguel.
“Personalmente creo que el valor
de la producción de madera está en
manos de pocas empresas, que les
interesa mas tres productores de gran nivel
que cien chicos. Estas formas de actuar
afectan negativamente y sacan el
optimismo a los productores”, concluye en
relación a una de las principales problemáticas.
Si tiene que definir los valores
del poblador isleño lo hace como si fuera
antes: “a los que quedamos los defino como
luchadores incansables. Quedan pocos
isleños, por lo que contaba anteriormente, y
además se agregan otros factores aparte
de lo productivo; y para que el Delta
funcione falta una parte muy importante que es
el estado, hace muchísimos años que está
ausente. Antes, cuando yo era pibe, estaba
más presente, por lo menos en el
mantenimiento de un rio o en lo que eran los
colegios. Hoy el estado no existe para el
ámbito de la isla en general, aunque yo hablo por
el lugar que habito - II sección islas San
Fernando -".
“Hemos acercado inquietudes y
propuestas a los municipios, inclusive como
participante del Consejo de administración de
la Cooperativa Forestal, en general
no nos han dado respuestas negativas, han
sido siempre positivas, pero no se ven
reflejadas en los hechos”, lamenta.
Si Miguel Wronski se refiere al
futuro del Delta, expresa: “yo me considero
un islero de ley y la esperanza no la
pierdo nunca, entonces si no pierdo la
esperanza es porque algo de positivo va a tener que
pasar alguna vez. Por ese motivo, es que sigo
estando en esto porque lo amo, porque lo
quiero, porque es lo mío; pero bueno...
hoy siento que me están invadiendo y a la
vez también desprotegido. Por eso me gustaría
cambiar algunas cosas, tal vez acceder a
condiciones igualitarias en la
comercialización de los productos de la isla y poder
tener mejores condiciones”, reflexiona.
Fuente: Extraído del Boletín Nuestro Delta nº 3.
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