Un verdadero Ralt enojado ante la barbarie del turismo depredador que le enreda el chicote para pescar taruchas en su pequeño arroyo de la segunda sección.
Antes
de dar comienzo a este nuevo relato deseo hacer algunas aclaraciones previas. Los
otros días recibí, a través de la lancha colectiva, una esquela enviada por los
responsables del Boletín Isleño en la que se me notificaban dos cosas. La
primera estaba relacionada con el tenor de mis escritos y resultaba más bien una
imploración tendiente a que le “bajara el tono” a mis relatos, ya que algunos
los consideran algo “zafados”. La segunda cuestión tenía que ver con el interés
de un auspiciante que manifestaba el deseo de “sponsorearme” a través de un
anuncio de $100. A la primera de las demandas me negué categóricamente y,
cuando la colectiva bajaba de vuelta para Tigre, devolví mi respuesta que decía
lo siguiente: “Estimados José y Ferdinando, jamás he de bajar la cabeza. No me
agradan las “agachadas” y me debo a mis “caros” lectores de la isla, a quienes
no puedo, ni debo defraudar. Cómo dice un buen amigo mío: siempre digo la verdad cuando
miento.”
En cuanto al tema del “sponsoreo”, debo decir que me ha llamado
bastante la atención esta insólita situación. Tener un auspiciante que prefiere
inmolarse adhiriendo a mis escritos en vez de pagar por un aviso tradicional,
debajo de los inofensivos “Corresponsalitos” de la página siete, me sonó raro y
hasta sospechoso. También evalué, en un principio, que el magro pago de $100.-
que ofrecía mi mecenas era insultante, pero después vi los papelitos en donde
anoto la deuda de la almacenera y pensé…bueno…todo sea para poder seguir
pagando el vino que saco fiado todas las semanas.
Así es que acepté nomás y en la lancha de las 15hs., sin más
dilaciones, llegó el contrato que rubriqué con mi firma y envíe de vuelta a la
redacción del Boletín. Resulta que ahora debo hablar bien de cierto lugar
recreativo y mencionar su nombre tres veces en algunos de mis relatos, a modo
de “chivo”. Por ejemplo: “Me encontraba
degustando mi tradicional whisky con soda en un lugar de ensueño. Saboreando
los exclusivos platillos, elaborados con los mas “nobiles” vegetales que solo
se pueden obtener en verdulería “Carlitos” (acá van otros $33,333 de “Carlitos”).
Viví Beixa Flor...Fumate el Delta”. Por cada una de estas tres menciones
recibo a cambio $33,333 de retribución. No está bien, pero tampoco está tan
mal. Tal vez empiece en la próxima entrega.
Volviendo al tema que nos concierne,
debo decir que todos hemos quedado patitiesos
con la denuncia formulada por el “Comando 728”, que terminó echando por
tierra la mascarada que resultó ser el emprendimiento turístico “DELTA ECO NAT
GÁROMP”, pues parece ser que tenía poco de DELTA, menos de ECO, nada de NAT y
mucho de GÁROMP.
Las veinte hectáreas destinadas al “eco turismo empresarial natural”
se encuentran ubicadas en el arroyo “La Ranita”, hasta hace algunos años una
zanja completamente tapada a la que era imposible ingresar los días de agua baja y que, gracias a los
refulados con los que fueron rellenados los terrenos, hoy tiene una profundidad
de quince metros. Toda la zona era navegada, en forma permanente, por las
imponentes embarcaciones “ecológicas” propiedad de los responsables del
emprendimiento, que pasaron de ser, en un periquete, benefactores del Delta a
meros promotores del turismo depredador o, a partir de ahora, turismo “garompa”.
Propiedad de un consorcio cuyo gerente es el empresario italo-norteamericano Timothy
Bompette, “Delta Eco Nat Gáromp” no solo violó las leyes ambientales
nacionales, sino que también incidió grandemente en el deterioro social de la
zona. Lo inconcebible de la situación es que el bochornoso complejo fuera auspiciado y subvencionado por el estado que,
además, lo categorizó bajo el status de “sustentable”.
De la denuncia se desprende que:
·
La puesta en marcha del emprendimiento y la
permanente pasada de embarcaciones destruyeron costas, botes y muelles de los
vecinos de la zona.
·
Estas lanchas de transporte privado NO eran
ecológicas. Los cuatro motores en línea que propulsaban a cada una de ellas no
eran ni E-Tec, ni Four Stroke, ni nada por el estilo, sino cabezones Mercurys de 150 hp., modelo 77 que,
con seis cilindros, gastaban 100 litros la hora, “fumaban” que daba miedo,
rompían los tímpanos a medio mundo y ahuyentaban a toda forma de vida animal
circundante.
·
Los felinos enjaulados, autóctonos de la región, que
publicitaban a través de la web, no eran más que “togas” traídos de Carupá para
amenizar las veladas empresariales y las reuniones con funcionarios que venían
en busca de relax y “algo más”.
·
Los empleados se veían obligados a firmar un
contrato de “confidencialidad” por el cual se comprometían a callar y a no
divulgar jamás las alternativas de lo que sucedía del otro lado del alambrado
electrificado que protegía al predio.
·
Hincha fanático de la Academia Racing Club, Tim
Bompette modificó la geografía del lugar en forma aberrante. Desde el aire
podían apreciarse los movimientos de suelo realizados y las impactantes lagunas
artificiales con amarras, que dibujaban, en uno de los casos el rostro de Ramón
Ismael “el Mencho” Medina Bello y en el otro el del eterno “Chango” Cárdenas.
·
El volumen y la dudosa calidad de la música con la
que bailaban los conchetos en las “fiestachas” que organizaban, así como
también el show de fuegos artificiales de los días sábados terminaron por ahuyentar
a los lugareños históricos y, nuevamente, a la fauna de la zona.
·
La escandalosa iluminación nocturna modificó en
pocos años la dinámica natural de la biodiversidad que habitaba el arroyo.
·
El cementerio de corbatas, que los “caretas”
arrojaban luego de ser utilizadas como vinchas en los “bailongos”, contaminaba
el suelo de la isla ya que no eran biodegradables.
·
Todos los deshechos cloacales eran arrojados,
derecho viejo, a un piletón a cielo abierto, mediante un caño de ocho pulgadas,
que se encontraba en el fondo. Por lo tanto se desprende que, el tan promocionado
“Avistaje de Tarariras con binoculares
desde un amplio deck”, que difundían por internet, era escalofriantemente
falso.
·
Un dato incomprensible es que, en todas sus
publicidades (folletería, página web, etc.), se omitía la presencia del río y
del paisaje isleño. En cambio, abundaban las fotografías de yacuzzis, piscinas
de aguas transparentes, duchas escocesas, yates y fiestas en imponentes
salones.
Luego del escrache, los responsables políticos de
haber habilitado al adefesio turístico, revocaron los permisos, clausuraron las
instalaciones, cancelaron los subsidios y salieron, rápidamente, a pronunciarse
en favor del turismo sustentable.
Queda como conclusión una breve reflexión: los
emprendimientos turísticos están pretendiendo incorporar el concepto de la
sustentabilidad que, desde éste y otros medios, se ha comenzado a promover con
cierta insistencia. Resulta que ahora, hasta los propios depredadores se
manifiestan en contra del turismo depredador e intentan despegar de él mediante
la utilización de un discurso falso. Hay que estar muy “al loro” porque, de
ahora en más, nos van a querer embarullar con nuevas - palabras - viejas como:
“Humedales”, “Palafitos”, “Sustentabilidad”, “Depredación”, “Eco” y “Nat” para
mimetizarse con nosotros.
Pueden engañarnos por un ratito pero, a la final, las
cosas bien se saben…como pasó con “Delta Eco Nat Gáromp”, cuyo financiamiento y
funcionamiento no se sustentaban ni medio.
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