DEL CANCIONERO ISLEÑO DE DON ÁNGELES TARRAGÓ, POETA DEL RÍO, PESCADOR GUITARRERO.
DE LOS VIENTOS HE APRENDIDO
De los vientos he aprendido
Que hay ideas que cambean,
Son banderas que flamean
nuestros buenos corazones,
y los hombres son horcones,
Del buen rancho la cumbrera.
Niega el bagre buena cena,
Al pescador de doraos,
Y los sueños atrapaos
Se le escapan al que pena.
Que consigue quien pelea
La agua brava me ha enseñao.
Pa crecer hay que cambiar,
Como cambia al tiempo nuestro ceibo,
De mancebo, orgulloso y créido,
Se hace grande y florecido
Que de joven y espinudo,
Se hace viejo y corajudo.
Al pajonal se dentra con botas
Pa clavar el álamo en estacas,
Los años de vacas flacas
Viene el gringo que lo corta
Su bolsillo es el que engorda
Y siempre el nuestro el que adelgaza.
Es aquí cosa de ajuera
La decisión del islero.
¡ay que ver si la pasa fiero
Si a una canoba se anima
El trajeao de laya citadina
Que organiza nuestra tierra.
Las cosas han de cambear,
La taba a veces voltea,
Sabemos las cosas nuestras
Y mano a la obra ponemos;
Oiganló, señores, ¡gritemos!
Que es nuestra tierra la islera.
Los cobres los llevan ellos
Del turismo y el “progreso”.
A reservas y museos,
bichos y plantas se mudan,
los isleros trabajan, penan y sudan
Tratando e encontrar un hueso.
Es bueno estar educao,
Que los cachorros aprendan,
Cosa güena es que lo entiendan,
Los maestros que han venido,
Que el islero tiene un nido
Diferente al que le enseñan.
Dicen que es el “pograma”,
Que ellos tienen ojetivos,
¡pero si hay que ser altivo!
Pa porfiarle a la verdá,
Que es otra la realidá
Que se ve por la ventana.
Pa qué hablar de la salú,
Si mejor ir de curandera,
O con el curabichera
Pa curarnos como perros
Si hay un herido, y no yerro,
Va parar al ataú.
La isencia libre del río,
Corre por nuestras venas,
Guitarras cantan las penas
Del islero en sus jogones,
No quiera armarle canciones…
No vaya meterse en líos.
La vida en el gran silencio
Al islero lo estimula.
Su canoa es como mula,
Pal indiano en la montaña,
Su tela teje la araña,
Y el impresario su comercio.
Quítele su libertá
Si quiere verlo enojao.
Pues no ha nacido pescao
Que salga más espinudo,
El islero es manso, pero dudo,
Se quede manso demás.
He visto arruinar la isla
A barrigudos señores.
Ranchos han tirao tractores,
Mientras el islero pescaba,
Pa construir cantrins se cavan
Arroyos y alrededores.
Yo no soy hombre de cencia,
De barro han llenao los montes,
Las ratas ya no se esconden,
Vienen en yates y en motos,
Si a la isla, ¡cosa e locos!
Le están robando su isencia.
Dicen que en los arroyos
Rige la ley del garrote;
Que pasan los más grandotes
Y la prefetura los dejan,
Los yates nos atropellan
Como algas y camalotes.
Los que mandan se florean
En la radio y los canales,
Cantando todos los males
Que dicen habernos quitao,
Sin decir que han entregao
Al rico los humedales.
Aquel que no dice nada,
Por callao se le ha de culpar.
El que no quiera gritar,
Que son nuestros los arroyos,
Que el islero es un buen criollo,
Y que ocupando su tierra están.
La isla es páis ocupao,
Son estraños sus patrones.
No hacen caso a nuestros dones,
Ni a nuestros observamientos,
Y dígame usté si miento,
Si hay pior mal que estos mandones.
Naides oye sus razones
De orillero y embarrao,
Dicen que vive embriagao,
Que es un vago y un quejoso,
Que del pasao vive celoso,
Y que a la historia es agarrao.
La tradición es gran tesoro
Si al islero le hace bien.
Las tradiciones de quien
Su costumbre es hacer oro,
Son como el pico ‘el loro
Habla… y lo tuyo se come tamién.
Los señores del progreso
No la quieren entender.
El islero es vigilante
Con su modo de vivir
De cuidarle el agua al mundo
Y el osígeno al país.
Los vientos me han enseñao
Que hay ideas que cambean,
Y antes que se pongan feas
Nuestras cosas en el delta
La llave de la tierra nuestra
De manos ha de cambear.
El islero que se precie,
Ni muerto se ha de callar,
Porque ya lo dijo el Fierro
En verseadas inmortales
“cada lechón en su teta,
Es el modo de mamar”.
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