domingo, 2 de febrero de 2014

EN EL DÍA DE LOS HUMEDALES: ¿QUÉ HACEMOS CON EL NUESTRO?

Hoy se celebra el Día Mundial de los Humedales.  Los isleños nos debemos un profundo debate sobre cómo estamos usando los nuestros. Aquí publicamos la nota central del boletín de diciembre, donde recogemos diferentes voces que expresan las diversas visiones que tienen los isleños sobre el uso de su suelo.


EL SENADO DIO MEDIA SANCIÓN A UNA LEY DE PROTECCIÓN DE HUMEDALES Y SE ABRIÓ LA POLÉMICA: ¿QUÉ HACEMOS CON NUESTRAS ISLAS?

El año que viene se debatirá en Diputados para su aprobación definitiva. En el Delta, uno de los más importantes humedales de la Argentina, provocó opiniones encontradas. Un sector de los productores forestales protestó por considerar que atenta contra su trabajo tradicional. Otros sectores isleños productivos y los que luchan contra emprendimientos inmobiliarios y turísticos junto con organizaciones ambientalistas le dieron la bienvenida.

El Senado Nacional dio el mes pasado media sanción a un proyecto de ley de protección de humedales que establece presupuestos mínimos, un relevamiento del estado actual de esos ecosistemas y una autoridad de aplicación. Ahora resta que el año que viene se debata en Diputados para su total aprobación.
            En un marco de situación isleño de profundos conflictos respecto al uso del suelo del Delta, sobretodo en relación a qué sistema debe aplicarse en la producción maderera –principal actividad económica tradicional de la región-, la agropecuaria, y los unánimemente rechazados emprendimientos inmobiliarios, esta noticia ha dividido las opiniones en los diferentes sectores económicos y sociales de las islas.
            El proyecto de ley tiene por objetivo, entre otras cosas “establecer los presupuestos mínimos para la conservación, protección, restauración ecológica y uso racional y sostenible de los humedales y de los servicios ambientales que éstos brindan a la sociedad en todo el territorio de la Nación, en los términos del artículo 41 de la Constitución Nacional.” El artículo 3 del proyecto establece entre otros puntos:
“- Promover la  conservación y el uso racional de los humedales;
-Proteger y conservar la biodiversidad de los humedales;
-Implementar las medidas necesarias para evitar la alteración de las características ecológicas de los humedales, identificando y limitando las actividades que amenazan su conservación y sustentabilidad;
- Promover los medios de vida tradicionales en las áreas de humedales.

Día del Isleño en Carabelas: hubo fuertes críticas al proyecto de ley


            Fueron durísimas las palabras al respecto de parte de un sector importante de los productores forestales en la pasada fiesta del Día del Isleño el 9 de noviembre en el Río Carabelas. Mauro Gómez, Presidente del Consejo de Productores del Delta, expresó: “Este es el caso de ciertos proyectos que, con la fachada del pseudo ambientalismo, atentan contra la actividad económica de los pobladores. Por esta razón necesitamos que los funcionarios, científicos y técnicos que trabajen en estos temas se acerquen a la región y la conozcan para poder legislar con responsabilidad.”
            Por su parte, José Jacobsen, presidente de la Cooperativa Agrícola de Villa Paranacito, islas de Entre Ríos, se manifestó en durísimos términos en relación al proyecto de ley: “Los productores del Delta vemos con seria preocupación los proyectos de ley que se están presentando en el Congreso de la Nación con el objeto de regular el uso de nuestros humedales. Estos proyectos de continuar la marcha que llevan, nos dejarán completamente marginados de cualquier tipo de actividad tanto forestal como ganadera. Quienes los han elaborado se han olvidado por completo de que existe una gran producción dentro de estas tierras a la que se dedica la mayoría de sus habitantes. Se olvidan de la existencia de pueblos, dentro de este valle fluvial, que tienen la base de su economía en la forestación y la ganadería. Desde hace más de 100 años se han dedicado a esto sin haber hecho el menor daño ambiental; todo lo contrario ya que con esfuerzo y trabajo hemos creado este pulmón verde cuidado y mantenido.”
            Luego Jacobsen objetó a la Fundación Humedales/Wetlands, impulsora del proyecto, y a las autoridades por no haber consultado a ningún productor: “Nos llama poderosamente la atención que en ningún momento se nos haya consultado a ningún tipo de productores, cooperativas u organizaciones isleñas sobre el tema. No solo eso: se ha dado pie a un grupo ambientalista de nombre extranjero a opinar o ser partícipe de un proyecto que no sabemos bien que fin persigue, sin haber tenido nunca en cuenta el hecho de arruinar una economía regional de importancia. Sugerimos que antes de intentar elaborar un proyecto recorran la zona palmo a palmo, hablen con sus habitantes y verifiquen si es realmente necesario hacer una regulación de este tipo. Quizás así puedan darse cuenta que pocos cuidan su tierra y el ambiente como hace un isleño.”
            Mauro Gómez, consultado por Boletín Isleño (BI) sobre de qué manera afectaría esta ley a los productores, afirmó: “Hay restricciones para la producción forestal. Se oponen a los endicamientos, se oponen al manejo del agua. No contemplan la producción como la estamos haciendo nosotros. En el Delta hay todavía muchas zonas sin trabajar, estamos necesitando que venga alguno a invertir y puedan ponerse en producción y darle una mayor escala productiva, ya que estamos medio bajos en producción. Si estos proyectos prosperan, los inversores dejan de venir.”
¿Ustedes contemplan la producción forestal sin endicar, respetando el régimen natural de las mareas?
“Hay gente que lo hace, se puede tener plantaciones de sauce a zanja abierta, pero se hace muy difícil si uno no tiene un manejo del agua; el agua no te permite planificar. Lo que se propone desde los productores es manejar el agua, no impedirle el ingreso a los campos, de esa forma se cuida el medio ambiente, se mantiene un régimen húmedo, pero uno puede así programar las tareas. Si uno deja que el agua entre y salga libremente, la forestación prácticamente no viene. Viene solo en los albardones, y lo demás se va perdiendo y se transforma todo en un pajonal. Los pajonales se incendian, perjudicando a especies en extinción y a toda la fauna que viven las islas. En un campo bien manejado, eso no ocurre, e incluso se pueden dejar áreas de reserva en los campos forestales, donde la fauna y la forestación conviven perfectamente.”

Jorge Temporetti, presidente de la FAA filial Delta, defendió el poryecto y criticó a los productores que solo especulan con la concentraciónn de la tierra.


En contraposición a estas opiniones, desde otro importante sector de productores isleños se vio con buenos ojos la media sanción del proyecto, pues destaca que la concentración y la gran escala en la que se pretende trabajar por parte de los fuertes forestadores es la clave de la destrucción del humedal. Jorge Temporetti, Presidente de la Filial Delta de la Federación Agraria Argentina, expresó a BI: “Hoy acá rige la ley de la selva. Y eso no es un problema de la forestación, es un problema de la concentración. Los que dicen que "perjudica la forestación" son los que  hacen negocios con la concentración, por eso es que se autodenominan productores pero nunca los viste pelear por el precio de su producto, pretenden que siga la ley de la selva, asociándose al capital financiero, especulativo, que hace negocios inmobiliarios.  Miente sobre eso porque en esa lógica criminal, solo ven la "escala”.  Los bajos precios, hoy viles para la madera, facilitan la concentración y los negocios inmobiliarios. En realidad, la norma no impide ninguna de las actividades tradicionales, y si declara la necesidad de establecer normas de producción que la hagan sustentable.  La superficie forestada del delta en la actualidad, digamos 80.000 hectáreas sobre el 1.700.000 total del delta, carece de significación.  Sin embargo se han contabilizado según la USAM y  Fundación Humedales, 250.000 hectáreas endicadas.  ¿Que se hace ahí? Algo es para ganadería, para la forestación, pero lo que crece, como los diques, es la producción transgénica, con clara tendencia a la soja. Y esto es ya una clara agresión no solo al humedal y sus cualidades, sino, principalmente, a los vecinos.”
Distinto es el enfoque desde las organizaciones ambientales que vienen luchando en el Delta desde hace años por proteger el humedal, de una de sus principales agresiones: los emprendimientos inmobiliarios. Liliana Leiva es integrante de la prestigiosa Asamblea Delta y Río de la Plata, pieza fundamental en la defensa de nuestras islas desde hace años. Así manifestó a BI: “Ante el estado crítico de degradación de nuestros humedales, urgen prohibiciones taxativas en lo que respecta a los aspectos normativos, que debieran ser los aportes de los legisladores. El proyecto de ley adopta la definición de humedal de la convención RAMSAR (nota de redacción: La convención RAMSAR es un tratado internacional para proteger humedales en todo el mundo): “…son humedales las extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros”. Aquí sigue siendo necesario extender el debate sobre los humedales artificiales y artificializados, ya que conocemos el fenómeno de los barrios privados que ocupan y destruyen humedales, a la vez que crean otros sistemas acuáticos artificiales. Sigue en falta el debate sobre los bienes públicos y comunes.” Luego Leiva expresó su preocupación por los excesivos tiempos de trabajo que prescribe el proyecto de ley, y que dejarían a los humedales a merced de la especulación: “Nos preocupa el Artículo 5°, que establece un excesivo plazo de 5 años para la realización de un Inventario Nacional de Humedales. Teniendo en cuenta las dificultades que se presentaron para realizar el inventario de glaciares y por otro lado, encontrándose los humedales, a diferencia de aquellos, en zonas de más fácil acceso, muchas de ellas pobladas y conocidas por las comunidades,  nos parece un lapso de tiempo demasiado extenso para terminar un inventario, tiempo durante el cual los humedales corren el riesgo de ser víctimas de la especulación sobre tierras y el avance de la frontera sojera que asola el país. La ley no cuenta con restricciones ni prohibiciones puntuales sobre actividades en los humedales, es imprescindible que en la reglamentación se especifique con más precisión cuales son las actividades prioritarias y establecer limitaciones a las actividades en humedales, siendo esta laxitud otro riesgo inminente para la protección efectiva de nuestros humedales a corto plazo.”
En este sentido opinó también el licenciado Fernando del Giúdice, ecólogo e isleño que fue consultado en su momento para la creación de este proyecto: “El proyecto enmarca sí algunas consideraciones importantes en cuanto a su protección y lo hace para los humedales en general, sin enfatizar en uno u otro tipo. Hay profundas diferencias estructurales y de funcionamiento de humedales en el país. Esto el proyecto de ley no lo aclara demasiado. No es lo mismo un humedal en la cordillera que el Delta. Dado que fui consultado por la Comisión de Recursos Naturales del HSN, le introduje a modo de un apartado mayores precisiones sobre el Delta, porque sea por su extensión como por sus usos y funcionamiento, debería tener una consideración específica o al menos enmarcada en estas particularidades, pero la propuesta no fue tenida en cuenta. Un humedal no es solo islas y agua, es mucho más que eso, por tanto pensar en un reduccionismo conceptual de lo que este ambiente es nos lleva a quedarnos sin él. Es archisabido que tiene múltiples funciones, muchas de ellas asociadas a la inundabilidad, la diversidad que establecen un marco de aprovechamiento de su biomasa que es más que la forestal, si bien en términos económicos sea de menor cuantía, hay una intencionada subvaloración de otros servicios ambientales por parte de aquellos que lo único que les interesa es su maximización económica, capitalizando las ganancias y externalizando los costos, es decir "socializan" el deterioro ambiental del humedal en provecho propio. En otras palabras los problemas nos lo transfieren a nosotros y los beneficios se los quedan ellos. Los productores una vez que adoptan un modo productivo son sumamente reticentes en aceptar que existen otras alternativas de producción forestal más amigables con el humedal. De hecho los antiguos forestadores así lo hacían. Es una paradoja que endiquen al Delta para manejar las aguas y que luego tengan que bombear agua para irrigar sus plantaciones. Un absurdo. Cabe señalar además que el INTA, a pesar de tener un discurso "sustentable" sigue con sus viejas prácticas de la pampa húmeda traspolándolas al humedal. Pero hay algunas buenas señales que parecen indicar que este organismo está tomando nota de sus errores en este tipo de ambientes. Esperemos que así sea.”
Como hemos podido ver tras la consulta a un amplio abanico de sectores isleños, la nueva ley de protección de humedales abre un grande y profundo debate que deberemos darnos en la isla: ¿Qué estamos haciendo, y qué haremos con nuestro humedal?


Mapa Forestal del Delta: ¿Qué tipo de uso de la tierra hacemos los isleños?

                        

No hay comentarios:

Publicar un comentario