EL SENADO DIO MEDIA SANCIÓN A UNA LEY
DE PROTECCIÓN DE HUMEDALES Y SE ABRIÓ LA POLÉMICA: ¿QUÉ HACEMOS CON NUESTRAS
ISLAS?
El año que viene se debatirá en Diputados para su aprobación definitiva.
En el Delta, uno de los más importantes humedales de la Argentina, provocó
opiniones encontradas. Un sector de los productores forestales protestó por
considerar que atenta contra su trabajo tradicional. Otros sectores isleños
productivos y los que luchan contra emprendimientos inmobiliarios y turísticos
junto con organizaciones ambientalistas le dieron la bienvenida.
El Senado
Nacional dio el mes pasado media sanción a un proyecto de ley de protección de
humedales que establece presupuestos mínimos, un relevamiento del estado actual
de esos ecosistemas y una autoridad de aplicación. Ahora resta que el año que
viene se debata en Diputados para su total aprobación.
En
un marco de situación isleño de profundos conflictos respecto al uso del suelo
del Delta, sobretodo en relación a qué sistema debe aplicarse en la producción maderera
–principal actividad económica tradicional de la región-, la agropecuaria, y
los unánimemente rechazados emprendimientos inmobiliarios, esta noticia ha
dividido las opiniones en los diferentes sectores económicos y sociales de las
islas.
El
proyecto de ley tiene por objetivo, entre otras cosas “establecer los presupuestos mínimos para la conservación, protección,
restauración ecológica y uso racional y sostenible de los humedales y de los
servicios ambientales que éstos brindan a la sociedad en todo el territorio de
la Nación, en los términos del artículo 41 de la Constitución Nacional.” El
artículo 3 del proyecto establece entre otros puntos:
“- Promover la conservación y el
uso racional de los humedales;
-Proteger y conservar la biodiversidad de los humedales;
-Implementar las medidas necesarias para evitar la alteración de las
características ecológicas de los humedales, identificando y limitando las
actividades que amenazan su conservación y sustentabilidad;
- Promover los medios de vida
tradicionales en las áreas de humedales.
Día del Isleño en Carabelas: hubo fuertes críticas al proyecto de ley
Fueron
durísimas las palabras al respecto de parte de un sector importante de los
productores forestales en la pasada fiesta del Día del Isleño el 9 de noviembre
en el Río Carabelas. Mauro Gómez, Presidente del Consejo de Productores del
Delta, expresó: “Este es el caso de
ciertos proyectos que, con la fachada del pseudo ambientalismo, atentan contra
la actividad económica de los pobladores. Por esta razón necesitamos que los
funcionarios, científicos y técnicos que trabajen en estos temas se acerquen a
la región y la conozcan para poder legislar con responsabilidad.”
Por
su parte, José Jacobsen, presidente de la Cooperativa Agrícola de Villa Paranacito,
islas de Entre Ríos, se manifestó en durísimos términos en relación al proyecto
de ley: “Los productores del Delta vemos
con seria preocupación los proyectos de ley que se están presentando en el
Congreso de la Nación con el objeto de regular el uso de nuestros humedales. Estos
proyectos de continuar la marcha que llevan, nos dejarán completamente
marginados de cualquier tipo de actividad tanto forestal como ganadera. Quienes
los han elaborado se han olvidado por completo de que existe una gran producción
dentro de estas tierras a la que se dedica la mayoría de sus habitantes. Se
olvidan de la existencia de pueblos, dentro de este valle fluvial, que tienen
la base de su economía en la forestación y la ganadería. Desde hace más de 100
años se han dedicado a esto sin haber hecho el menor daño ambiental; todo lo
contrario ya que con esfuerzo y trabajo hemos creado este pulmón verde cuidado
y mantenido.”
Luego Jacobsen
objetó a la Fundación Humedales/Wetlands, impulsora del proyecto, y a las
autoridades por no haber consultado a ningún productor: “Nos llama poderosamente la atención que en ningún momento se nos haya
consultado a ningún tipo de productores, cooperativas u organizaciones isleñas
sobre el tema. No solo eso: se ha dado pie a un grupo ambientalista de nombre
extranjero a opinar o ser partícipe de un proyecto que no sabemos bien que fin
persigue, sin haber tenido nunca en cuenta el hecho de arruinar una economía
regional de importancia. Sugerimos que antes de intentar elaborar un proyecto
recorran la zona palmo a palmo, hablen con sus habitantes y verifiquen si es
realmente necesario hacer una regulación de este tipo. Quizás así puedan darse
cuenta que pocos cuidan su tierra y el ambiente como hace un isleño.”
Mauro
Gómez, consultado por Boletín Isleño (BI) sobre de qué manera afectaría esta
ley a los productores, afirmó: “Hay
restricciones para la producción forestal. Se oponen a los endicamientos, se
oponen al manejo del agua. No contemplan la producción como la estamos haciendo
nosotros. En el Delta hay todavía muchas zonas sin trabajar, estamos
necesitando que venga alguno a invertir y puedan ponerse en producción y darle
una mayor escala productiva, ya que estamos medio bajos en producción. Si estos
proyectos prosperan, los inversores dejan de venir.”
¿Ustedes contemplan la producción forestal sin endicar, respetando el
régimen natural de las mareas?
“Hay gente que lo hace, se puede tener
plantaciones de sauce a zanja abierta, pero se hace muy difícil si uno no tiene
un manejo del agua; el agua no te permite planificar. Lo que se propone desde
los productores es manejar el agua, no impedirle el ingreso a los campos, de
esa forma se cuida el medio ambiente, se mantiene un régimen húmedo, pero uno
puede así programar las tareas. Si uno deja que el agua entre y salga
libremente, la forestación prácticamente no viene. Viene solo en los
albardones, y lo demás se va perdiendo y se transforma todo en un pajonal. Los
pajonales se incendian, perjudicando a especies en extinción y a toda la fauna
que viven las islas. En un campo bien manejado, eso no ocurre, e incluso se
pueden dejar áreas de reserva en los campos forestales, donde la fauna y la
forestación conviven perfectamente.”
Jorge Temporetti, presidente de la FAA filial Delta, defendió el poryecto y criticó a los productores que solo especulan con la concentraciónn de la tierra.
En
contraposición a estas opiniones, desde otro importante sector de productores
isleños se vio con buenos ojos la media sanción del proyecto, pues destaca que
la concentración y la gran escala en la que se pretende trabajar por parte de los
fuertes forestadores es la clave de la destrucción del humedal. Jorge Temporetti,
Presidente de la Filial Delta de la Federación Agraria Argentina, expresó a BI:
“Hoy acá rige la ley de la selva. Y eso
no es un problema de la forestación, es un problema de la concentración. Los
que dicen que "perjudica la forestación" son los que hacen negocios con la concentración, por eso
es que se autodenominan productores pero nunca los viste pelear por el precio
de su producto, pretenden que siga la ley de la selva, asociándose al capital
financiero, especulativo, que hace negocios inmobiliarios. Miente sobre eso porque en esa lógica
criminal, solo ven la "escala”. Los
bajos precios, hoy viles para la madera, facilitan la concentración y los
negocios inmobiliarios. En realidad,
la norma no impide ninguna de las actividades tradicionales, y si declara la
necesidad de establecer normas de producción que la hagan sustentable. La superficie forestada del delta en la
actualidad, digamos 80.000 hectáreas sobre el 1.700.000 total del delta, carece
de significación. Sin embargo se han
contabilizado según la USAM y Fundación Humedales,
250.000 hectáreas endicadas. ¿Que se
hace ahí? Algo es para ganadería, para la forestación, pero lo que crece, como
los diques, es la producción transgénica, con clara tendencia a la soja. Y esto
es ya una clara agresión no solo al humedal y sus cualidades, sino,
principalmente, a los vecinos.”
Distinto es el
enfoque desde las organizaciones ambientales que vienen luchando en el Delta
desde hace años por proteger el humedal, de una de sus principales agresiones:
los emprendimientos inmobiliarios. Liliana Leiva es integrante de la
prestigiosa Asamblea Delta y Río de la Plata, pieza fundamental en la defensa
de nuestras islas desde hace años. Así manifestó a BI: “Ante el estado crítico de degradación de nuestros humedales, urgen
prohibiciones taxativas en lo que respecta a los aspectos normativos, que
debieran ser los aportes de los legisladores. El proyecto de ley adopta la
definición de humedal de la convención RAMSAR (nota de redacción: La
convención RAMSAR es un tratado internacional para proteger humedales en todo
el mundo): “…son humedales las extensiones
de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean éstas
de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o
corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua
marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros”. Aquí sigue
siendo necesario extender el debate sobre los humedales artificiales y
artificializados, ya que conocemos el fenómeno de los barrios privados que
ocupan y destruyen humedales, a la vez que crean otros sistemas acuáticos
artificiales. Sigue en falta el debate sobre los bienes públicos y comunes.”
Luego Leiva expresó su preocupación por los excesivos tiempos de trabajo que
prescribe el proyecto de ley, y que dejarían a los humedales a merced de la
especulación: “Nos preocupa el Artículo
5°, que establece un excesivo plazo de 5 años para la realización de un
Inventario Nacional de Humedales. Teniendo en cuenta las dificultades que se
presentaron para realizar el inventario de glaciares y por otro lado, encontrándose
los humedales, a diferencia de aquellos, en zonas de más fácil acceso, muchas
de ellas pobladas y conocidas por las comunidades, nos parece un lapso de tiempo demasiado
extenso para terminar un inventario, tiempo
durante el cual los humedales corren el riesgo de ser víctimas de la
especulación sobre tierras y el avance de la frontera sojera que asola el país.
La ley no cuenta con restricciones ni
prohibiciones puntuales sobre actividades en los humedales, es imprescindible
que en la reglamentación se especifique con más precisión cuales son las
actividades prioritarias y establecer limitaciones a las actividades en
humedales, siendo esta laxitud otro riesgo inminente para la protección
efectiva de nuestros humedales a corto plazo.”
En este sentido
opinó también el licenciado Fernando del Giúdice, ecólogo e isleño que fue
consultado en su momento para la creación de este proyecto: “El proyecto enmarca sí algunas
consideraciones importantes en cuanto a su protección y lo hace para los
humedales en general, sin enfatizar en uno u otro tipo. Hay profundas
diferencias estructurales y de funcionamiento de humedales en el país. Esto el
proyecto de ley no lo aclara demasiado. No es lo mismo un humedal en la
cordillera que el Delta. Dado que fui consultado por la Comisión de Recursos Naturales
del HSN, le introduje a modo de un apartado mayores precisiones sobre el Delta,
porque sea por su extensión como por sus usos y funcionamiento, debería tener
una consideración específica o al menos enmarcada en estas particularidades,
pero la propuesta no fue tenida en cuenta. Un humedal no es solo islas y agua,
es mucho más que eso, por tanto pensar en un reduccionismo conceptual de lo que
este ambiente es nos lleva a quedarnos sin él. Es archisabido que tiene múltiples
funciones, muchas de ellas asociadas a la inundabilidad, la diversidad que
establecen un marco de aprovechamiento de su biomasa que es más que la
forestal, si bien en términos económicos sea de menor cuantía, hay una
intencionada subvaloración de otros servicios ambientales por parte de aquellos
que lo único que les interesa es su maximización económica, capitalizando las
ganancias y externalizando los costos, es decir "socializan" el
deterioro ambiental del humedal en provecho propio. En otras palabras los
problemas nos lo transfieren a nosotros y los beneficios se los quedan ellos.
Los productores una vez que adoptan un modo productivo son sumamente reticentes
en aceptar que existen otras alternativas de producción forestal más amigables
con el humedal. De hecho los antiguos forestadores así lo hacían. Es una
paradoja que endiquen al Delta para manejar las aguas y que luego tengan que
bombear agua para irrigar sus plantaciones. Un absurdo. Cabe señalar además que
el INTA, a pesar de tener un discurso "sustentable" sigue con sus
viejas prácticas de la pampa húmeda traspolándolas al humedal. Pero hay algunas
buenas señales que parecen indicar que este organismo está tomando nota de sus
errores en este tipo de ambientes. Esperemos que así sea.”
Como hemos podido
ver tras la consulta a un amplio abanico de sectores isleños, la nueva ley de
protección de humedales abre un grande y profundo debate que deberemos darnos
en la isla: ¿Qué estamos haciendo, y qué haremos con nuestro humedal?
Mapa Forestal del Delta: ¿Qué tipo de uso de la tierra hacemos los isleños?
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