Queridos
amigos y lectores, hasta acá llegamos, por el momento. Luego de cinco años de
intensísimo trabajo y dedicación, hemos decidido suspender nuestra actividad
periodística en el Boletín Isleño.
Desde aquellos
inicios en internet, hasta estos últimos tres años de periódico en papel, nunca hemos dejado de informar sobre las noticias que ocurrieron en el Delta,
proponer debates, dar lugar de expresión a todos los que así lo han solicitado sin
importar su origen ideológico y, sobre todo, intentamos valorizar siempre la historia,
la cultura y la identidad isleña. En nuestra gente queda hoy viva la conciencia
de ser un pueblo particular que tiene una historia y una idiosincrasia que
jamás debe permitir que sea avasallada.
Hemos sembrado
ideas, palabras y conceptos y, gracias a todos nuestros lectores, llegamos a
conformar una verdadera Red de Información que sirvió para que todos los hechos
que sucedían en la isla se dieran a conocer. Estar informados nos hace libres
de los discursos dominantes de políticos, empresarios y oportunistas que,
obviamente, tienen su agobiante coro de voceros disfrazados de “periodistas o
comunicadores”.
Hemos intentado durante todo este tiempo, romper y filtrar ese infame cerco con las pobres armas que tuvimos, tal vez simples arcos y flechas, lanzas o boleadoras, contra los tanques más modernos de la industria del márketing y la propaganda. Queda en ustedes decir si lo pudimos lograr o no.
Hemos intentado durante todo este tiempo, romper y filtrar ese infame cerco con las pobres armas que tuvimos, tal vez simples arcos y flechas, lanzas o boleadoras, contra los tanques más modernos de la industria del márketing y la propaganda. Queda en ustedes decir si lo pudimos lograr o no.
La edición en
papel nos permitió llegar todos los
rincones del Delta, a través de la generosidad de lanchas almaceneras,
proveedurías, docentes, y amigos de todos los arroyos, para poder ser leídos
por las mayorías isleñas, que por lo general no cuentan con servicio de
internet. Ellos son el Delta silencioso, al que tanto orgullo nos da haber
podido llegar.
Nos queda la alegría por todas las amistades isleñas que hemos cosechado y, por qué no
también, las antipatías de algunos, porque como dicen, “dime quién no te
quiere, y te diré lo bueno que has hecho”.
Nos vamos con
la conciencia de haber dejado todo lo que teníamos en nuestra tarea y de haber podido demostrar que es posible hacer un medio local de calidad y verdaderamente
independiente, sin apoyos oficiales de ningún tipo. Pusimos todo, tiempo,
plata, familia, trabajo. El Boletín Isleño, bueno o malo, y si de algo ha
valido, es el fruto de todo ese esfuerzo.
La película es
bien larga, y a veces es bueno rejuntar energías para volver luego renovado.
Hoy los isleños ya no “comen vidrio” y han aprendido que el uso de la información
es una defensa para contrarrestar los “versos”, vengan de donde vengan.
Siempre
creímos que periodismo se hace cuando se escribe mostrando el lado de los que
sufren, el de los que padecen las injusticias, dando voz a los que no tienen
voz, volviendo visibles a todos aquellos seres invisibles que llevan sobre sus
espaldas las consecuencias de las decisiones y actos de los poderosos. Cuando
se escribe desde el otro lado, del de los dueños de las instituciones políticas
o empresariales, no se hace periodismo, se hace propaganda.
Para nosotros
es tiempo de tomar distancia, recalcular y relajar para, tal vez, en algún
momento regresar al ruedo. ¿Quién sabe?
Los saludamos
a todos con mucho afecto, hasta la vuelta.
José y
Fernando